Una nueva “bomba” ha caído como balde de agua fría al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador luego de que este martes se revelara
Una nueva “bomba” ha caído como balde de agua fría al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador luego de que este martes se revelara que operadores del Cártel de Sinaloa habrían inyectado 2 millones de dólares a la campaña del tabasqueño cuando se postuló por primera vez como candidato presidencial en el 2006.
Sin embargo, las revelaciones hechas por el periodista Tim Golden del medio independiente ProPublica desvelan también que el narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, no sólo participó en las reuniones para acordar el financiamiento, sino que también planeó secuestrar al Presidente del Tribunal Electoral de entonces cuando declararon ganador al panista Felipe Calderón Hinojosa sobre López Obrador.
Así fue la negociación
Antes de su elección como presidente de México en 2018, agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA, sigla en inglés) descubrieron evidencia de que importantes narcotraficantes habrían contribuido con aproximadamente 2 millones de dólares a la primera campaña presidencial de AMLO.
De acuerdo con entrevistas realizadas por ProPublica a más de una docena de funcionarios estadounidenses y mexicanos, así como revisión de documentos gubernamentales, se cree que este dinero tuvo como destino a asistentes de campaña a cambio de futuras facilidades en las operaciones criminales bajo la potencial administración del entonces abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La investigación, sin embargo, no logró establecer si López Obrador aprobó o siquiera estaba al tanto de estas supuestas donaciones.
Según el medio antes citado, los agentes de la DEA consideraron que tenían una fuente interna extraordinaria después de arrestar a Roberto López Nájera, un abogado que habría representado a “La Barbie”, y que fue testigo protegido bajo la identidad de “Jennifer”.
Para evitar la prisión federal, el detenido proporcionó un relato detallado de las donaciones en efectivo de los narcotraficantes, que dijo haber ayudado a entregar.
También grabó conversaciones de forma encubierta con Nicolás Mollinedo Bastar, un cercano colaborador de López Obrador, quien, según el operativo, participó en el esquema.
Sin embargo, algunas autoridades consideraron que la evidencia no era lo suficientemente sólida como para justificar los riesgos de una operación encubierta extensa en México.
De acuerdo con la investigación de ProPublica, entre los personajes que participaron en la negociación estuvieron Nicolás Molinero y otros colaboradores de AMLO que participaron en las negociaciones; Mauricio Soto Caballero, empresario y operador político señalado por recibir y distribuir el dinero del narcotráfico para la campaña; Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”, expolicía estatal y uno de los lugartenientes de “La Barbie”.
Otros de los personajes clave que se mencionan es Francisco León García, conocido como Pancho León, hijo de un empresario minero quien en ese momento lanzaba su propia candidatura al Senado mexicano como representante de la alianza izquierdista.
León se menciona en la investigación como una de las figuras que organizó una reunión en enero de 2006 con narcotraficantes en un hotel en el centro turístico de Nuevo Vallarta, en la costa del Pacífico.
Durante esta reunión, la cual también involucró a otros empresarios y narcotraficantes, León supuestamente presentó la propuesta de financiamiento y los beneficios que tendrían los narcotraficantes.
Por tanto, el papel de León en estas negociaciones fue actuar como un puente, proponiendo y facilitando acuerdos que beneficiarían a ambas partes si López Obrador ganaba las elecciones.
Este acuerdo incluía la posibilidad de que los traficantes influyeran en la elección de comandantes de policía en localidades clave y aseguraban que el presidente no nombraría a un fiscal general adverso a ellos.
La reacción de La Barbie
Las elecciones presidenciales de México en 2006 concluyeron con una diferencia extremadamente estrecha en los resultados. Felipe Calderón fue declarado vencedor por un margen de menos de un punto porcentual sobre Andrés Manuel López Obrador.
Calderón Hinojosa ganó por aproximadamente 0.56 por ciento, lo que en términos de votos se tradujo en alrededor de 240,000 votos de diferencia. Este resultado tan ajustado se vio acompañado de controversias y acusaciones de irregularidades en el proceso electoral.
Cuando AMLO no ganó las elecciones presidenciales de 2006 la reacción de Édgar Valdez Villarreal fue de furia. Según el informante Roberto López Nájera, “La Barbie” se sintió traicionado después de que el resultado electoral declarara vencedor a Felipe Calderón por un estrecho margen.
En respuesta, “La Barbie” ideó un plan improvisado para secuestrar al presidente del Tribunal Electoral, entonces Leonel Castillo González, con el objetivo de forzarlo a revertir la decisión de las elecciones.
Un convoy de hombres armados fue enviado para concretar el secuestro, pero tuvieron que retroceder al encontrar que el área estaba protegida por tropas del Ejército.
Después de este evento, y a pesar de insistir en que era el legítimo ganador de las elecciones, López Obrador organizó una manifestación masiva en la Ciudad de México, durante la cual La Barbie supuestamente donó fondos para ayudar a sostener a los manifestantes.
El plantón en Paseo de la Reforma comenzó el 30 de julio de 2006. Esta manifestación de descontento, caracterizada por el establecimiento de campamentos a lo largo de una de las avenidas más importantes de la capital, tuvo una duración de aproximadamente 47 días, concluyendo el 14 de septiembre de 2006.
A finales de 2011, los agentes de la DEA propusieron una trampa en la que ofrecerían 5 millones de dólares en supuesto dinero del narcotráfico a operativos que trabajaban en la segunda campaña presidencial de López Obrador.
En cambio, funcionarios del Departamento de Justicia cerraron la investigación, en parte por preocupaciones de que incluso una acusación con éxito sería vista por los mexicanos como una inaceptable interferencia estadounidense en sus asuntos políticos.
Desde su toma de posesión en diciembre de 2018, tras ganar en su tercer intento de llegar al poder, López Obrador ha liderado un notable retiro en la lucha contra las drogas, concentrándose en programas sociales para combatir las fuentes de criminalidad, en lugar de confrontaciones directas con los criminales.
Sin embargo, con las fuerzas policiales y militares generalmente evitando confrontaciones con los mayores bandos de narcotraficantes, estas mafias han extendido su influencia a través de México.
Fuente: Infobae.
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