El ajo es uno de los alimentos con más beneficios y usos en la cocina. Lo podemos encontrar en innumerable cantidad de recetas y remedios de
El ajo es uno de los alimentos con más beneficios y usos en la cocina. Lo podemos encontrar en innumerable cantidad de recetas y remedios debido a todos los nutrientes que nos aporta. Sin embargo, al igual que otras frutas, existen diferentes tipos, entre los que están el ajo negro y el ajo blanco.
Si estás preguntándote, ¿qué ajo es mejor: Si el blanco o el negro? Hoy queremos enlistar para ti algunas diferencias y beneficios que tienen esos dos alimentos para que cuando decidas salir a comprarlos, puedas elegir cuál te conviene comprar. Sin embargo, hay que decir que siempre depende de para qué lo quieres.
Diferencias entre el ajo blanco y el ajo negro
Se sabe que el ajo, tanto el negro, como el blanco (Allium stivium L.) es una especie de la familia Liliaceae.
Pero hay que decir que el negro es mucho más difícil de conseguir, aunque si le buscas en tu mercado de confianza, seguro lo encuentras, pues lo primero que hay que entender acerca de la más evidente de sus diferencias es que el negro se hace con ajo fresco dejándolo envejecer.
Sabor y textura
Dado que el ajo blanco está fresco, su sabor es picante, fuerte y amargo, con una textura crujiente, mientras que en caso del ajo negro tiene textura suave y gomosa, y piel arrugada y de color marrón oscuro. Su sabor, por otra parte es dulce, umami, con toques de regaliz, dátil y balsámico.
Beneficios
El ajo blanco es rico en alicina, un compuesto con propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas.
También contiene antioxidantes y otros compuestos beneficiosos para la salud, mientras que el ajo negro no sólo conserva las propiedades del primero, sino que las multiplica, especialmente en cuanto a antioxidantes se refiere.
Se le atribuyen propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias, cardioprotectoras y neuroprotectoras.
Manera de elaboración
El ajo blanco no tiene ningún proceso de elaboración, pero el negro se obtiene a partir del primero, mediante un proceso de fermentación natural a alta temperatura y humedad durante varias semanas (entre 20 y 90 días).
Fuente: Gastrolab.
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