Lo que crees sentir que es amor de verdad, te está lastimando. Porque la realidad es que, cuando alguien no es para ti, no lo es y punto.
Lo que crees sentir que es amor de verdad, te está lastimando.
Porque la realidad es que, cuando alguien no es para ti, no lo es y punto.
Entiende que, aunque estés enamorada de esa persona que solo te da migajas de atención y cariño o, incluso a veces nada, te está lastimando.
Y estás mal, estás mal porque tú eres una persona madura, responsable y hermosa… y no lo estás demostrando, no te lo estás dando.
Eres buena en lo que haces, le case bien a la mayoría de gente, y muchos mueren por tener la oportunidad que le estás regalando a esa persona y no te está dando nada.
Eres inteligente y por eso el ejemplo de muchos, pero a pesar de ello, sigues cometiendo el mismo error, una y otra vez.
Sigues tratando de ponerte ese zapato que no te queda, sigues detrás de aquel que no te presta atención y te quieres sólo cuando le conviene o le da la gana.
Te rompes cada vez más, pero siempre con esa tonta ilusión de que el día de mañana va a cambiar.
Tú lo que necesitas, es un poco de espacio, un respiro a solas o salir con tus amigos, porque ni tú te engañas cuando intentas tardar un poco más en responder sus mensajes o sus llamadas cuando se acuerda de ti.
A ver si consigues llamar su atención, o por lo menos, él se da cuenta de que te está perdiendo.
Pero no es así, no lo nota, y tú no puedes resistir más y ahí vas de nuevo a contestarle al segundo cuando él ya no lo hace.
Puedes quitar tu foto de perfil cuando pelean las veces y quieras para que piense que lo bloqueaste, a ver si por lo menos te mando un mensaje o se indigna preguntando que por qué hiciste eso.
Pero la verdad es que ni siquiera se da cuenta, o tal vez sí, pero no le importa porque sabe que vas a volver como siempre.
Pues así lo acostumbraste, y peor aún, tú te acostumbraste a recibir poco; a soportar su actitud, su indiferencia, la atención no se ruega.
Cuando no eres prioridad, no lo eres y ya.
Te vas de ahí, por favor, date cuenta de que te ves mal, te ves muy mal haciendo eso, y lo peor es que no pasa nada, no le importa y ya no tienes efecto en él.
No te da los buenos días, ni las buenas noches, ni pregunta cómo estás y si ya comiste o si ya llegaste.
Responde siempre con un “ok” o “yo también”.
Date cuenta que cuando te busca es porque necesita algo de ti, o simplemente está pasado de copas en algún bar o con sus amigos, se siente solo.
No puedes dejar pasar más días así, te haces daño, te lástima y no te valora.
Date cuenta de que no le importas y que ya pasó la ilusión que en su mente y su corazón ya no hay más espacio para ti, o tal vez nunca lo hubo.
Deja de fingir, deja de justificarlo ante los demás y ante ti misma.
Ya no sigas su juego, deja de preocuparte por las personas que no se preocupan por ti y a veces ni te piensan.
Entiende que decir adiós también cuenta como amor, porque a veces hay que dejar ir, y otras, hay que saber irse para poder quererse un poco más.
Amigo, amiga, por favor, date cuenta.
Fuente: Mis Reflexiones.
Por: Carlos Rizo.