La siderúrgica chilena Huachipato, que este miércoles anunció la suspensión indefinida de sus operaciones, es la última víctima del acero chin
La siderúrgica chilena Huachipato, que este miércoles anunció la suspensión indefinida de sus operaciones, es la última víctima del acero chino, que desde hace unos años está inundando la región latinoamericana y ha obligado a grandes productores como Brasil o México a blindarse con aranceles antidumping.
Ubicada en la ciudad sureña de Talcahuano, a 500 kilómetros de Santiago, la principal productora de acero chileno tomó la decisión un día después de que la Comisión Antidistorsiones, una institución independiente que asesora a la Presidencia chilena, recomendara aplicar un impuesto promedio del 15,3 % a tres empresas chinas que importan bolas de acero de uso en diferentes industrias.
Para la compañía, que registró pérdidas por 279 millones de dólares en el primer semestre de 2023, la cifra es “insuficiente” y no alcanza a solucionar las distorsiones que está produciendo el acero chino, que es un 40 % más barato que el chileno, según sus cálculos.
China, de importador a exportador
Propiedad del grupo CAP y con más de 70 años de historia, la compañía explicó que el proceso de cierre será paulatino y durará al menos tres meses.
El Gobierno chileno, que asegura que las sobretasas propuestas por la comisión son las más altas en décadas, se comprometió a “estudiar alternativas” para evitar el cierre y citó a la siderúrgica a una reunión.
“Huachipato está hoy día teniendo que vender a precios que no le permiten sobrevivir”, dijo a la agencia de noticias EFE Álvaro Ananías, presidente de la Cámara de la Producción y del Comercio de la región de Biobío y quien la definió como el pilar de un “ecosistema del acero” que genera cerca de 20.000 empleos directos e indirectos.
“Este ecosistema funcionaba razonablemente bien hasta que China, que no tenía una industria productiva de acero, empezó a fabricarlo y pasó de ser un gran importador a un gran exportador mundial”, agregó Ananías.
En las últimas dos décadas ha aumentado su producción en un 693 %, pasando de producir el 15 % del acero del mundo en el año 2000 al 54 % en 2023, según Alacero, la patronal que reúne a las grandes siderúrgicas latinoamericanas.
Pese a ser una compañía relativamente pequeña en el mercado mundial del acero, con una producción de un millón de toneladas anuales, la situación de Huachipato ha encendido las alarmas en la región, a donde llega parte del acero que el gigante asiático no puede colocar en su mercado debido a la desaceleración de su economía.
En el año 2000, China exportaba 80.500 toneladas de acero a Latinoamérica, frente a los 10 millones de toneladas anuales que vende actualmente, lo que ha provocado un proceso de desindustrialización en la región y ha llevado a los países a tomar distintas medidas de defensa comercial.
De las 66 resoluciones antidumping vigentes en 2022 en la región, 43 eran contra China, según Alacero, que calcula que la industria latinoamericana produce 70 millones de toneladas al año y genera 1,4 millones de empleos directos e indirectos.
México toma la delantera
Brasil, el gran productor de acero en Latinoamérica y el noveno del mundo, es el que más está sufriendo el envite y “el año pasado tuvo récord histórico de importación de acero chino”, subrayó el director ejecutivo de Alacero, Alejandro Wagner.
El Gobierno brasileño anunció el pasado 1 de marzo la apertura de una investigación por supuesta competencia desleal en las importaciones de chapas de acero al carbono tras una denuncia de la Companhia Siderúrgica Nacional (CSN), que alega que los productos chinos tienen un precio 44 % menor que el habitual.
Según el Gobierno brasileño, la importación de estos derivados de acero chino, que actualmente tiene un arancel del 10,8 %, se ha duplicado en dos años.
A Brasil, le sigue México, quien está tomando las medidas antidumping más duras en la región para proteger a su industria y que esta pueda competir en igualdad de condiciones.
“México, a fin de año pasado, dio un ejemplo a Latinoamérica y tomó una medida histórica: subir los aranceles de importación de acero del 25 %. Si uno mira a Europa, el arancel es del 22 % y en Estados Unidos del 25 %”, explicó Wagner.
En tercer lugar, pero muy alejado, se ubica Argentina, que además de la amenaza del acero chino está sufriendo una importante caída en la demanda debido a la grave situación económica del país y a la retracción en sectores como la construcción o la industria automotriz.
En este escenario, a finales de febrero la siderúrgica argentina Acindar, controlada por la multinacional ArcelorMittal, anunció que parará durante un mes la producción en sus cinco plantas debido a una abrupta reducción de entre el 35 y el 40 % de las ventas en los últimos meses.
Fuente: Infobae.
Con información de EFE.