Uno de los pasos principales para reinventarnos profesionalmente consiste en poner nuestro talento al servicio nuestro propósito. Más all
Uno de los pasos principales para reinventarnos profesionalmente consiste en poner nuestro talento al servicio nuestro propósito.
Más allá de los motivos típicos que nos mueven a trabajar (dinero, poder, seguridad, comodidad o reconocimiento) hemos de conectar con una motivación intrínseca que nos permita concebir nuestra profesión de forma más vocacional.
Para ello, hemos de redefinir nuestro concepto de éxito, así como los valores que queremos que guíen nuestras decisiones y acciones.
Y esto pasa para dedicarnos a algo que nos apasione. Que nos interese. Que nos motive. Que nos guste. Algo en lo que creamos. Que se nos dé bien hacer. Que sea útil. Que resuelva a alguien algún problema. Que mejore la calidad de vida de otras personas. Que tenga sentido. Que esté orientado al bien común.
En esta nueva era hemos de dedicarnos profesionalmente a algo que tenga que ver con nuestra inteligencia. Con nuestra creatividad.
Que nos permita desarrollar nuestro potencial. Que nos posibilite expresar nuestro talento. Que nos haga aprender constantemente. Que nos permita crecer como personas. Algo que tenga que ver con nosotros, con nuestra esencia. Con la persona que verdaderamente somos.
Cabe señalar que durante la Era Industrial el mantra más pronunciado fue que «si hacemos lo que nos gusta nos moriremos de hambre».
Lo cierto es que el eco de esta afirmación todavía resuena en nuestro subconsciente.
Sin embargo, hoy en día sucede todo lo contrario. Si no nos dedicamos a una profesión que nos motive y apasione difícilmente seremos competitivos en un entorno laboral gobernado totalmente por la tecnología.
De ahí que sea fundamental que nos dediquemos profesionalmente a «eso» que llevamos dentro. Y que sepamos cómo convertirlo en algo valioso para otros.
Y si todavía no lo hemos descubierto, ya sabemos cual es nuestro trabajo más importante: encontrarlo.
O mejor dicho, crearlo.
Y sobre todo, no nos conformemos. No nos resignemos. No nos engañemos. No dejemos que el miedo nos impida manifestarlo.
Y tú, ¿ya has encontrado «eso» que llevas dentro?
Fuente: Mis Reflexiones.
Por: Borja Vilaseca.