La Policía de Alemania informó este martes que está investigando un aparente caso de envenenamiento contra una mujer ruso-alemana identificada
La Policía de Alemania informó este martes que está investigando un aparente caso de envenenamiento contra una mujer ruso-alemana identificada por el medio local Der Spiegel como una pariente cercana del opositor de Vladimir Putin Vladimir Kara-Murza. La víctima se encuentra hospitalizada en el hospital Charite de Berlín.
En un comunicado, las fuerzas de seguridad informaron que “actualmente estamos investigando bajo sospecha de intento de asesinato” y sumaron que, como parte de las tareas, se están analizando la sangre, la ropa y el departamento de la mujer.
Con todo esto, los investigadores esperan poder tener mayores precisiones de este ataque, ya que, de momento, “no podemos decir si la mujer fue envenenada o si se utilizó un agente nervioso”.
“La Policía está tomando todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad pública e investigar a posibles sospechosos”, concluye el comunicado.
Los envenenamientos, ataques con agentes nerviosos y muertes producto de caídas desde ventanas de pisos altos son algunas de las técnicas más comunes de Putin para deshacerse de sus adversarios. Si bien inicialmente estos sucesos se tomaban como hechos poco comunes, por el correr de los años y los denominadores comunes en todos los episodios, la Policía de todo el mundo comenzó a sospechar de agentes del Kremlin como los principales responsables de estas muertes.
De hecho, Kara-Murza, quien fue liberado en agosto en el mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Estados Unidos desde la Guerra Fría, fue también víctima de dos intentos de envenenamiento por su activismo político contra Putin.
El primero de ellos ocurrió en 2015 en Moscú, cuando, repentinamente durante una reunión, comenzó a sentirse mal, a transpirar de forma intensa y a tener vómitos. Inicialmente, fue hospitalizado bajo el diagnóstico de insuficiencia renal y fallo multiorgánico, y necesitó asistencia respiratoria y diálisis.
Al cabo de una semana, los médicos ya sospechaban que se trataba de un intento de asesinato, aunque no pudieron precisar la sustancia específica.
Dos años más tarde, en febrero de 2017, el disidente presentó síntomas similares y fue nuevamente hospitalizado, en estado crítico. Debió ser inducido en un coma y conectado a soporte vital durante varios meses, tanto en la clínica rusa como en otra en Estados Unidos, donde también recibió transfusiones de sangre.
Los médicos acabaron por diagnosticar una “influencia tóxica de una sustancia desconocida”, sin detallar el agente.
“No sé ni quién, ni cómo, ni dónde me envenenaron pero mi caso lleva el sello del Servicio de Seguridad Federal: sofisticado y sin dejar rastro. La intención era matar, no amedrentar. Si no logran silenciarte con calumnias y amenazas, utilizan el veneno o las balas”, dijo tras el segundo incidente en diálogo con El País.
También, su abogado comentó a la cadena CNN que si bien “no tengo una prueba directa, es posible (que lo hayan vuelto a envenenar) porque ninguno de sus médicos puede explicar la razón de su estado actual”.
Otro caso resonante fue el del dirigente político Alexei Navalny, quien antes de acabar en prisión y morir allí el pasado 16 de febrero, también fue víctima de un ataque similar en 2020.
Entonces, el opositor viajaban en avión de Siberia a Moscú cuando comenzó a sentirse mal y perdió la consciencia. Su estado obligó al piloto a hacer un aterrizaje de emergencia en la ciudad de Omsk, donde fue puesto en coma por su grave condición.
“Creemos que fue envenenado con algo mezclado en su té. Eso fue lo único que bebió en la mañana. Los médicos dicen que el veneno fue absorbido rápidamente a través del líquido caliente”, dijo su vocera, Kira Yarmysh, quien volaba con él.
Fuente: Infobae.
Con información de AFP.