En Brasil, la embajada iraní celebró a principios de abril el Día de Al Quds, también conocido como “Día de Jerusalén”, establecido el último
En Brasil, la embajada iraní celebró a principios de abril el Día de Al Quds, también conocido como “Día de Jerusalén”, establecido el último viernes del Ramadán por el ayatolá Ruhollah Khomeini en 1979 para celebrar el apoyo al terrorismo y la destrucción del Estado de Israel.
Si este año, el 5 de abril, miles de personas gritaron “muerte a Israel y a Estados Unidos” en las calles de Teherán, con el presidente Ebrahim Raisi incitando a la “destrucción del régimen sionista”, en Brasilia, el embajador Abdollah Nekounam Qadiri invitó – según se lee en las redes sociales de la embajada de Irán en Brasil – a “parlamentarios, activistas sociales y periodistas” que “expresaron su solidaridad con el gobierno y el pueblo de Irán.
La ‘resistencia’ es la clave para la victoria y la solución de la cuestión palestina”. Junto al embajador, aparece en las fotos publicadas en las redes sociales Sayid Marcos Tenório, que ha defendido repetidamente a Hamas y cuyo nombre aparece en el informe de la Policía Federal sobre la Operación Trapiche, que frustró una serie de atentados de Hezbollah en Brasil.
En el informe, la policía brasileña divulgó un chat de Tenório con uno de los terroristas actualmente buscados por Interpol, Mohamad Khir Abdulmajid, sobre la creación de un centro islámico en Brasilia. Tenório es vicepresidente del Instituto Brasil Palestina, Ibraspal, y en 2015, articuló el Grupo Brasil-Irán en la Cámara de Diputados.
También almorzaron con el embajador bajo el retrato del ayatolá Khomeini el diputado distrital Gabriel Magno del Partido de los Trabajadores, el PT de Lula, los fundadores en Brasilia del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), la ex diputada Maria José Maninha y su marido Toninho Andrade, e incluso el hijo del ex presidente de la república João Goulart, João Goulart Filho, que en 2018 se había presentado a las elecciones presidenciales con el partido Patria Libre, quedando en el puesto 12 de 12 candidatos.
Entre los comensales que asistieron al almuerzo ofrecido por los iraníes se encontraba también el expresidente de la televisión estatal EBC (Empresa Brasileña de Comunicación) Hélio Doyle, que dejó su cargo el pasado mes de octubre tras una serie de agresivos mensajes en X en los que, entre otras cosas, llamaba “idiotas” a quienes apoyan a Israel.
Como se indica en la página web de la embajada iraní, los invitados brasileños “condenaron el ataque del régimen sionista contra el consulado iraní en Damasco, rindieron homenaje a los mártires y a sus familias y expresaron su solidaridad con el gobierno y la nación iraníes”.
Entre los mártires homenajeados por los invitados brasileños figuró Qassem Soleimani, asesinado en 2020 en Bagdad por Estados Unidos.
Comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Soleimani era el jefe del escuadrón de élite que dirigía las operaciones más secretas y sangrientas de Irán en el extranjero.
Pocos días después del almuerzo con los activistas brasileños, el embajador Abdollah Nekounam Qadiri también dio una conferencia a los estudiantes de relaciones internacionales en la Universidad de Brasilia, una universidad pública.
Según la embajada iraní, el diplomático ensalzó la teocracia de Teheran y atacó al “régimen sionista”. Sayid Tenório estuvo presente también en este evento.
La causa palestina, en definitiva, se ha convertido en un pretexto para que Irán encuentre más apoyos en América Latina contra Israel, en línea con la política exterior del gobierno de Lula.
El pasado viernes, su ministro de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, se reunió en Nueva York con Philippe Lazzarini, comisario general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
Creada en 1949 para asistir a 750.000 personas desplazadas por la guerra que siguió a la creación de Israel, la UNRWA está en el centro de la polémica tras salir a la luz varias pruebas que demuestran cómo se ha utilizado esta organización para promover el odio contra los judíos y el terrorismo en Oriente Medio.
Al menos doce empleados de la UNRWA participaron en los atentados terroristas del 7 de octubre, según un informe de los servicios de inteligencia israelíes.
Diez de ellos pertenecían a Hamás y uno a la Yihad Islámica. Seis entraron en Israel ese día con otros terroristas, como demuestra la geolocalización de sus teléfonos móviles.
Los que no participaron directamente en la acción compraron munición, almacenaron lanzagranadas o ayudaron con la logística. Siete eran profesores en escuelas de la UNRWA y enseñaban asignaturas como matemáticas y árabe.
Dos tenían otros trabajos, siempre en escuelas. Uno de ellos, de la ciudad de Khan Younis, secuestró a una mujer israelí y a su bebé. Mientras muchos países occidentales han dejado de financiar la UNRWA, Lula prometió aumentar las contribuciones y Brasil ha hecho saber que “el ministro Mauro Vieira ha reconocido el papel de la Agencia en Gaza y ha expresado sus condolencias por la muerte de 178 empleados desde el comienzo de la operación militar israelí”.
Según la nota de Itamaraty, “Lazzarini agradeció al presidente Lula su apoyo político a la UNRWA”.
También el viernes, Vieira se reunió en Nueva York, en la sede de la ONU, con su homólogo iraní, Hossein Amir-Abdollahian.
En la reunión, según sus redes sociales, discutieron “el fuerte apoyo (de Brasil) al proyecto de resolución sobre la entrada de Palestina como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, así como la escalada de tensiones Irán-Israel. Brasil insistió en la máxima moderación para evitar una escalada de consecuencias imprevisibles”.
El gobierno Lula había apoyado, junto con China, Rusia y varios países árabes, la aprobación, más tarde bloqueada por el veto de Estados Unidos, de una resolución para otorgar a Palestina el estatuto de Estado miembro de la ONU, una estratagema para luego llegar a aceptar la existencia de un Estado soberano e independiente de Palestina.
Además, dos comunicados de Itamaraty, el Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, causaron polémica.
El primero se refería al ataque israelí del 1 de abril en Damasco (Siria), en el que murió el general de la Guardia Revolucionaria iraní Mohammad Reza Zahedi, que gestionaba el suministro de armas a Hezbolá.
En su declaración oficial, el gobierno brasileño dijo “condenar” el ataque aéreo. Cuando, en cambio, fue Irán quien atacó el sábado 13 de abril, las palabras utilizadas por Itamaraty fueron otras.
“El gobierno brasileño acompaña con gran preocupación las informaciones de Irán enviando drones y misiles en dirección a Israel”, reza el comunicado, que también dice que Brasil había advertido del “potencial destructivo de la propagación de hostilidades en Cisjordania y otros países, como Líbano, Siria, Yemen y ahora Irán”.
Brasil también se abstuvo de firmar una nota de condena firmada por 48 países de todo el mundo por el ataque de Irán a Israel.
Aunque históricamente el gigante latinoamericano ha siempre optado por la neutralidad, en este tercer mandato la política exterior de Lula se guía cada vez más por el concepto del Sur Global, del que el presidente brasileño es un gran defensor y del que Irán es uno de los principales pivotes.
El pasado mes de febrero, en su discurso ante la Cúpula de la Unión Africana en Etiopía, Lula declaró que “el Sur Global es una parte esencial de la resolución de las grandes crisis del planeta”, añadiendo después que “el multipolarismo es un componente inevitable y bienvenido del siglo XXI”.
Sin embargo, no todo su Parlamento parece estar de acuerdo. Según un sondeo realizado por el think tank Ranking dos Políticos publicado a finales de marzo, la política exterior de Lula es calificada de mala/peor por el 52,4% de los senadores y el 45,1% de los diputados, mientras que es excelente/buena por el 38,1% y el 25,5%, respectivamente.
En cuanto al conflicto en la Franja de Gaza, la desaprobación aumenta significativamente, con un 76,2% de senadores y un 68,6% de diputados que califican al posicionamiento del presidente de malo/peor.
Sólo el 23,8% y el 19,6%, respectivamente, lo consideran bueno/excelente.
En su último libro, “Holocaustos”, Gilles Kepel, uno de los principales politólogos franceses y uno de los mayores expertos mundiales en islamismo radical, intenta analizar en profundidad este concepto de Sur global, explicando cómo esta idea está enfrentando al mundo occidental en una nueva Guerra Fría, versión 2.0. “No se trata sólo de una impostura ideológica, sino también de una aberración geopolítica.
Este llamado ‘Sur Global’ reúne al antiguo Tercer Mundo y a las partes más grandes del antiguo bloque soviético que no se han integrado en la Unión Europea, a la China de Xi y la Rusia de Putin”, comentó Kepel al presentar su libro. “Con el 7 de octubre y sus secuelas, asistimos a un intento de revisar por completo el orden moral del mundo.
El fundamento ético del orden mundial ya no es el ‘nunca más’ tras el horror de Hitler, sino la lucha contra la colonización, redefinida en retrospectiva como genocidio.
Esto cambia el paisaje geopolítico, ya que el enfrentamiento entre Occidente y el bloque soviético se sustituye por un conflicto esencial entre un Norte portador de todo el horror moral y un ‘Sur global’ portador de todas las virtudes positivas”, explica Kepel.
Para el politólogo francés, “la noción general de ‘Sur global’ no tiene en cuenta el hecho de que muchos de estos Estados, que supuestamente encarnan el bien y el derecho, están dirigidos por regímenes antiliberales y represivos, y sobre todo que una parte importante de los pueblos del Sur en cuestión, oprimidos por poderes autoritarios o que sufren su bancarrota y corrupción, quieren venir a vivir al Norte, aparentemente odiado pero democrático y próspero”.
El Ranking de Democracia elaborado por The Economist, sitúa a Irán como un régimen autoritario en el puesto 154 de una lista de 167 países.
Además, Amnistía Internacional ha cuestionado repetidamente la elección de su presidente, Ebrahim Raisi, por su papel en el llamado “comité de la muerte” que decidió la ejecución de miles de disidentes encarcelados entre finales de junio y principios de septiembre de 1988.
Al menos 3.000 personas fueron enterradas en fosas comunes, según Amnistía Internacional. Desde el 1 de enero de este año, el régimen de Teherán forma parte de la alianza BRICS (originalmente Brasil, Rusia, India, China y África) junto con Emiratos Árabes, Egipto y Etiopía.
Cuando se anunció la noticia el pasado agosto en Sudáfrica, durante la 15ª cúpula de los BRICS, Lula, al estrechar la mano del presidente iraní, Ebrahim Raisi, declaró que “Irán es extremadamente importante” porque “fue el mayor importador de productos brasileños a Oriente Medio en 2022, por casi 4.300 millones de dólares, y debe seguir siendo un socio comercial importante para Brasil en los próximos años”.
El presidente brasileño también añadió entonces que “Rusia, China e Irán son tres países que no pueden quedar fuera de cualquier agrupación política que se quiera hacer.”
Esta misma semana, el asesor de política exterior de Lula, Celso Amorim, estará en Europa con la idea de defender la participación de Moscú en las negociaciones de paz con Ucrania y podría reunirse con Vladimir Putin.
Hace unos días, en respuesta a la CNN, el presidente Volodimir Zelensky dijo que sería un error que Lula se reuniera con Putin en el G20 de Río el próximo octubre y se quejó de que nunca le hubieran invitado a Brasilia.
“Todo el mundo tiene derecho a opinar”, comentó Amorim, “nos interesa dialogar con Zelensky, pero de forma adecuada y a un nivel adecuado”.
La semana pasada, Michael McCaul, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, tras la aprobación de la ayuda militar a Israel, Ucrania y Taiwán, describió a los tres países mencionados por Lula y en los que se centra parte de su política exterior, a saber, Irán, Rusia y China, como países de “dictadores todos unidos.
Todos conectados en el nuevo Eje del Mal”. “La caída de Afganistán en 2021″, explicó McCaul, “envió un peligroso mensaje a nuestros adversarios de que Estados Unidos es débil.
Casi inmediatamente después, la Federación Rusa comenzó a avanzar hacia Ucrania. Y poco después de que Xi Jinping se reuniera con Putin en los Juegos Olímpicos, cimentando su alianza, ¡Rusia invadió Ucrania! Xi Jinping se volvió más agresivo en el Pacífico, y recuerden mis palabras, Xi está observando lo que sucede en Ucrania para determinar si invade Taiwán en el Pacífico.
Luego, el ayatolá volvió a asomar la cabeza en Oriente Medio, y el sábado pasado el mundo vio con la respiración contenida cómo Irán atacaba directamente a Israel por primera vez en la historia con más de 300 misiles y drones”.
Pero también está en alerta el Banco Central de Brasil (BCB), que a finales de marzo emitió un comunicado advirtiendo al sistema bancario del gigante latinoamericano contra las transacciones financieras internacionales con Irán, tras su entrada en los BRICS.
La advertencia fue emitida por el Departamento de Supervisión de Conducta del BCB. En este sentido, los expertos anti lavado del Grupo de Acción Financiera Internacional sobre el Blanqueo de Capitales y la Financiación del Terrorismo (GAFI) advirtieron de los riesgos de que Irán apoye y financie a grupos terroristas como Hamás, Hezbolá y los Houthi.
En la declaración del Banco Central de Brasil, el GAFI dice estar preocupado por el riesgo de que Irán financie el terrorismo.
Por eso llama la atención cómo una institución pública como la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil) en su web oficial da espacio a bancos brasileños que proponen “soluciones para recibir dinero de exportaciones de Irán”.
De hecho, casi todos los grandes bancos iraníes están sancionados internacionalmente, principalmente por Estados Unidos.
La consecuencia de la designación de estos bancos en la llamada “Specially Designated Nationals And Blocked Persons List”, la Lista SDN, con la anotación “sujeto a sanciones secundarias”, es el riesgo de que las autoridades estadounidenses apliquen sanciones contra cualquiera que realice transacciones significativas con estas entidades.
Algunos de los bancos iraníes también han sido designados como “terroristas globales”, lo que obliga a los bancos de los países que deseen negociar con ellos a considerar las implicaciones de la normativa contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
Fuente: Infobae.
Por: Maria Zuppello.