En una sociedad como la nuestra en la que el consumo de alcohol está normalizado socialmente, a veces es difícil saber dónde están los límites
En una sociedad como la nuestra en la que el consumo de alcohol está normalizado socialmente, a veces es difícil saber dónde están los límites.
¿Cuándo empieza a ser realmente un problema?
¿Cuánto alcohol es demasiado?
A lo largo de este artículo veremos brevemente qué se considera adicción al alcohol y profundizaremos en cuáles son los primeros síntomas del alcoholismo.
Además, abordaremos también algunas de las consecuencias que se pueden sufrir tanto a nivel personal como relacional.
La adicción al alcohol
El alcoholismo es uno de los problemas más presentes en nuestra sociedad, igual que el tabaquismo.
Ambos tienen severas repercusiones en la salud de las personas y se asocian con el posible desarrollo de diversas patologías y el incremento de la mortalidad.
A día de hoy, se sabe que la cantidad de consumo de alcohol recomendada es cero puesto que no supone ningún beneficio para nuestro organismo, al contrario.
No obstante, como decíamos anteriormente, a nivel social está ampliamente aceptado y se han establecido ciertas medidas que se recomienda no sobrepasar.
A nivel clínico, se considera la existencia de un trastorno por consumo de alcohol cuando la persona presenta un patrón de consumo que no puede controlar.
Además, el alcohol se vuelve el tema principal en la vida de la persona y sigue consumiendo a pesar de las consecuencias negativas que supone en los diversos ámbitos de su vida.
Primeros síntomas del alcoholismo
El alcohol, igual que otras sustancias nocivas para nuestro organismo, tiene efectos en nuestro cerebro y genera cambios en este.
Uno de los efectos que más adicción puede generar es el hecho de que, inicialmente, el consumo de alcohol se asocia a sensaciones agradables y placenteras mientras que las emociones y los pensamientos desagradables disminuyen.
Esto, sin duda, conlleva un grave peligro puesto que puede convertirse el consumo de alcohol en una herramienta de gestión emocional poco adaptativa y altamente dañina.
A continuación exponemos con más detalle algunas de las señales de alerta a tener en cuenta.
1. Tolerancia a la bebida
El alcohol es una sustancia que genera tolerancia en nuestro organismo. Esto quiere decir que nuestro cuerpo se habitúa y cada vez necesita más cantidad de ingesta para obtener los resultados deseados (mayor euforia o relajación).
En muchas ocasiones, esto conlleva una disminución del interés y del tiempo invertido en actividades que antes eran placenteras.
2. Consumo en solitario
Frecuentemente, cuando el consumo empieza a aumentar y a invadir diversos aspectos de la vida de una persona, sienten vergüenza o miedo y no lo cuentan.
Se llega a normalizar y preferir la ingesta de bebidas alcohólicas en secreto o cuando están solos/as. Esto dificulta que el entorno pueda darse cuenta del problema a veces.
3. Cambios de humor y/o conducta
Inevitablemente, todas las sustancias tienen un efecto en nuestro organismo. En este caso, el alcohol perjudica nuestros órganos, entre ellos el cerebro, y genera cambios en la conducta y en el estado de ánimo.
La persona puede estar más irritable y mostrar sintomatología ansiosa o incluso depresiva.
En ocasiones, esto se observa especialmente tras haber consumido o ante la imposibilidad de realizar una ingesta alcohólica.
4. Menor implicación en las responsabilidades
Puesto que el consumo de alcohol pasa a ser una de las prioridades de la persona, las responsabilidades de la vida diaria suelen verse alteradas, desatendidas e incluso abandonadas.
Puede observarse un empeoramiento del rendimiento, retrasos o incluso ausencias y, por supuesto, un descuido de las tareas domésticas.
5. Descuido personal y de las relaciones sociales
No es extraño ver que se alteran y descuidan las dinámicas de aseo y cuidado personal cuando hay un patrón de ingesta abusiva de alcohol.
Se observa también un empobrecimiento del vocabulario y un considerable aislamiento social.
Todo esto puede influir en las relaciones sociales que, además, se tienden a descuidar y desatender.
6. Negación o minimización del problema
Reconocer que tenemos un problema es difícil en muchas ocasiones y esto les sucede con frecuencia a las personas que están desarrollando alcoholismo.
Se suele observar una tendencia a intentar justificar el consumo, la minimización del impacto y la búsqueda de excusas para continuar bebiendo.
Consecuencias personales y sociales
Tal y como se ha expuesto hasta el momento, son muchas las complicaciones que puede conllevar el desarrollo de un trastorno por consumo de alcohol.
Incluso en sus primeras fases en las que se dan los primeros signos de alerta, por eso es tan importante intentar detectarlo cuanto antes.
A nivel individual, se pueden sufrir grandes repercusiones a nivel de salud. Se destacan algunas: hipertensión, desarrollo de enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, hepáticas y digestivas.
Además de alteraciones a nivel cerebral que pueden causar deterioros cognitivos. A nivel psicológico, pueden desarrollarse trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
A nivel social, ya se ha comentado anteriormente que se suele producir una aislamiento.
Esto conlleva el descuido y deterioro de las relaciones interpersonales que, sin duda, puede acarrear problemas de pareja, familiares, laborales y también de amistad.
Cuando una persona padece una adicción, su entorno también sufre considerablemente.
Fuente: AZ Salud.
Por: Tomás Santa Cecilia.
https://azsalud.com/psicologia/primeros-sintomas-adiccion-alcohol
