Lo que vivimos y las experiencias por las que pasamos pueden volvernos más resilientes y enseñarnos a superar diversas tormentas, por eso si
Lo que vivimos y las experiencias por las que pasamos pueden volvernos más resilientes y enseñarnos a superar diversas tormentas, por eso si has pasado por estas siete cosas en tu vida es probable que seas mentalmente más fuerte que la mayoría.
Has cambiado radicalmente la forma de ganarte la vida
Si por alguna razón una persona tiene que reinventarse y trabajar en algo en lo que no ha trabajado nunca para subsistir, sin duda el aprendizaje es enorme.
Estas personas que aprenden a hacer algo que todavía no saben y que demuestran humildad intelectual en el proceso, sin dudas son más fuertes mentalmente ante los cambios y ante muchas otras cosas en la vida diaria.
Esta experiencia de tener que cambiar de profesión o de trabajo radicalmente a lo largo de la vida, puede ayudarnos a valorar el presente y a salir de nuestra zona de confort para aprender en gran medida.
Has enfrentado una enfermedad grave o has estado junto a alguien que lo ha hecho
Para poder superar una enfermedad grave que nos aqueja o que afecta a personas queridas, se requiere de una gran fortaleza mental, ya que en estos momentos tocamos límites y la vida nos pone a prueba de mil formas diferentes.
Ya sea como paciente o como cuidador, en esta circunstancias nos enfrentamos a miedos, a cambios en la rutina y situaciones en las que nuestro cerebro se encuentra desafiado en muchos momentos.
Has conseguido mantener la calma en mitad del caos
Mantener la calma cuando todo a nuestro alrededor está en crisis nos permite pensar con claridad y tomar buenas decisiones, sin que el caos y las emociones que vienen de su mano nos arrastren.
Un ejemplo de ello podría ser el de Daniel Burguet, el llamado “héroe de Paiporta”, que logró salvar a varios niños durante la DANA en Valencia, conservando la calma en una situación tan extrema como esta, lo cual sin duda es una señal de fortaleza mental.
Has aprendido a dejar ir
Esto es uno de los comportamientos más difíciles de lograr, ya que practicar el desapego emocional (hasta con cosas materiales) resulta complejo en muchas personas.
La psicólogos de Mentes Abiertas explican que el desapego es una herramienta poderosa para mantener nuestro bienestar emocional y nuestra capacidad para relacionarnos de manera saludable con los demás.
Además de practicar el desapego con personas que ya no forman parte de nuestra vida, como por ejemplo en un proceso de ruptura de pareja, existen otras muchas cosas que se aferran a nosotros como arrepentimientos del pasado, relaciones fallidas, oportunidades perdidas y demás. Por lo que aprender a dejar ir y entender que hay cosas que están fuera de nuestro control resulta clave para tener una mente fuerte y lograr nuestro bienestar.
Has fracasado, pero te has levantado
Thomas Edison dijo que el fracaso en realidad no era un fracaso, y aseguraba: “Simplemente he encontrado 10.000 formas que no funcionan”.
Cualquier persona exitosa te dirá que el fracaso no es malo sino un peldaño más en el camino hacia el éxito, pues la realidad es que en cada experiencia frustrante o errónea podemos encontrar una oportunidad para aprender crecer y mejorar.
Has aprendido a decir “no”
Aprender a decir “no” es algo en lo que muchos tenemos que trabajar, ya que en muchas ocasiones de la vida es necesario, e implica aprender a poner límites, aprender a defendernos y a respetarnos, priorizando ante todo nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro bienestar.
Has tenido ayuda cuando la has necesitado
De forma errónea muchos consideramos que poder hacer todo solos implica tener fortaleza mental, pero la realidad es que pedir ayuda cuando más lo necesitamos puede ser un buen recurso para regular de forma productiva nuestras conductas, y esto sin dudas, habla de fortaleza mental.
Cuando pedimos ayuda nos mostramos vulnerables y humildes, admitiendo que no tenemos todas las respuestas y que no somos infinitos en cuanto a capacidad resolutiva. Por lo que pedir ayuda no implica ser débil sino lo suficientemente sabios como para reconocer nuestras limitaciones y aprender a superarlas.
Fuente: Vitónica.
Por: Gabriela Gottau.