Sin Límites.

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Sin Límites.

  Una Mujer de 55 años visitaba a su hijo de 23 en la cárcel. Él estaba ahí por homicidio culposo ya que había atropellado a un niño al ent

Soltar el vaso.
El amor duele, pero no mata.
El reflejo de tus actos.

 

Una Mujer de 55 años visitaba a su hijo de 23 en la cárcel.

Él estaba ahí por homicidio culposo ya que había atropellado a un niño al entrar a alta velocidad en una calle en sentido contrario tratando de escapar de una patrulla policial que lo perseguía por haberse pasado un semáforo en rojo.

Entro al penal mal herido y en silla de ruedas ya que, el padre de la víctima, lo golpeo de tal manera fue a golpes, que por poco lo mata.

El hijo le dijo a su madre:

— Mamá, sabes muy bien, que no soy un asesino ni jamás hubiera pensado que algún día podría haber cometido un hecho como el que hoy me obliga a perder la libertad. Tengo más dolor en mi corazón que en mi cuerpo, a pesar de la paliza que me han dado. Me duele el alma en pensar que desde niño, aprendí y me acostumbré a romper reglas y a no cumplirlas jamás, sin que tú me pusieras ningún límite.

— Mi querido hijo, es que cuando niño eras tan rebelde que jamás escuchabas mis consejos, nunca hacías caso, cada vez que te daba una orden, te ponías furioso, me desafiabas y hacías todo lo contrario, te burlabas de mí.

Desde que empezaste a tener uso de razón, con tus berrinches lograste que tanto papa como yo, decidiéramos dejar de regañarte.

Acuérdate cuando te decía que comieras las comidas que te preparaba para que crecieras sano y fuerte, a lo que me decías: “Yo no quiero ser sano ni fuerte, no me importa, ¡déjame en paz!“, Ordena tu cuarto: “No voy a recoger nada, así estoy contento, ¡si quieres recógelo tú!“, No destruyas tus juguetes, cuídalos:

No me importa yo quiero jugar así, y si no me compras cosas nuevas gritaré y lloraré hasta que me las compres“. Recuerdo el día que dije en esta casa se hace lo que yo digo: “No mamá, no lo haré ¡Ya no te quiero más y si me hablas así, me voy a ir de casa!

Y así siguió una lista interminable de idas y venidas a lo largo de la vida de este hijo rebelde y padres pacientes.

— ¡Basta ya mama! solo dime una sola cosa, ¿Cómo pudo ser que siendo mis padres, personas adultas, hayan obedecido y sido dominados por un niño, de corta edad? Hoy a mis 23 años estoy destruido, desdichado y sin futuro, de nada sirvió que estudiara o que no hayamos tenido problemas económicos.

Le quité la vida a un niño y a sus padres les arruiné por el resto de sus vidas. Si tan solo, me hubieran demostrado una verdadera autoridad, en este momento no estaría en este miserable lugar, porque un niño por mas rebelde que sea, de ninguna manera puede hacer lo que se le plazca.

Si tu hijo estuviera a punto de caer en un precipicio y lo estuvieras sosteniendo de la mano, lo sujetarías con todas tus fuerzas por una sola razón, salvarle la vida.

Lo mismo debería suceder en cada hogar, la disciplina y las reglas, las deben establecer los padres y no los hijos.

Un NO, de una madre o padre, no significa ser represivo, destructivo… por el contrario esto significa amor incondicional.

La autoridad, bien empleada por parte de los padres, puede salvar a un hijo de no caer en el precipicio de la vida, ya que en la mayoría de los casos tal vez no haya nadie a su alrededor que le sostenga la mano.

Si te sientes impotente como la madre de la historia, pídele ayuda a Dios, Él te dará las fuerzas, la sabiduría y las palabras adecuadas, para guiar a tu hijo, para que no termine, en la cárcel, en el hospital o peor aún en el cementerio.

Fuente: Mis Reflexiones.

https://www.misreflexiones.org/familia/sin-limites/