El Departamento de Estado estadounidense manifestó este jueves su gran preocupación ante la creciente presencia del grupo terrorista chií liba
El Departamento de Estado estadounidense manifestó este jueves su gran preocupación ante la creciente presencia del grupo terrorista chií libanés Hezbollah en América Latina y la falta de medidas efectivas para poner fin a sus operaciones en la región.
El senador republicano Marco Rubio fue uno de los que encabezó el tema durante la última sesión del subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, quien además de señalar los casos de terrorismo en la zona en aumento, advirtió de lazos entre estas organizaciones extranjeras y los grupos criminales transnacionales, que facilitan la formación de redes y la perpetración de posteriores atentados.
Explicó que parte de su operación consiste en conseguir dinero externo y enviarlo a los líderes terroristas en cada país, puntualizando el caso de Chile como una de las naciones del continente en las que la situación es más alarmante.
“Hay razones para preocuparse de que no están haciendo lo suficiente para acabar con estas redes financieras desde el lado chileno… con Boric ha mantenido una retórica bastante dura sobre Israel”, apuntó el legislador.
Por su parte, el subsecretario adjunto para América Latina y el Caribe del Departamento de Estado, Mark Wells, coincidió en que “estamos muy preocupados por las operaciones de Hezbollah en toda la región, así como en Chile” pero objetó que “el presidente Boric ha sido un firme defensor de los derechos humanos en todo el mundo” y “tiene una población musulmana bastante numerosa que se pronuncia sobre temas relacionados con Israel”.
A continuación, aseguró que “cooperamos con las fuerzas de seguridad chilenas en todos los ámbitos” e, inclusive, “gran parte de esa cooperación se centra en el desarrollo de las capacidades y en el intercambio de información sobre investigaciones relacionadas con Hezbollah, así como el Tren de Aragua”.
“Somos inequívocos acerca de nuestra oposición a Hezbollah” y los chilenos “cooperan con nosotros en todos los casos de terrorismo internacional”, concluyó despejando dudas sobre la falta de voluntad de la nación sudamericana por trabajar en pos de combatir este problema.
Sobre el Tren de Aragua, la organización narco venezolana, Rubio fue igual de tajante, al asegurar que es una amenaza para la seguridad nacional.
“Todo esto se vuelve endémico para nuestra seguridad nacional porque, en última instancia, pase lo que pase en la región, terminará aquí. Se encuentra aquí en nuestro sistema bancario, se encuentra aquí en nuestras calles”, sostuvo.
La reunión se dio el mismo día que la Justicia argentina confirmó que el ataque contra la Embajada de Israel en el país -en marzo de 1992- y la detonación de una bomba en la sede de la AMIA -en julio de 1994-, “respondieron a un designio político y estratégico” de la República Islámica de Irán, siendo ambos atentados ejecutados por Hezbollah y considerándose el segundo, por tanto, un crimen de “lesa humanidad”.
También se produjo la misma semana que el régimen de Caracas sostuvo que la existencia del Tren de Aragua “es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como hicieron en su momento con el Cartel de los Soles (…) que se demostró que no existe, que jamás ha existido”.
Estos dichos del ministro de Relaciones Exteriores Yvan Gil provocaron la furia de Chile, que consideró un “insulto” la negación del Palacio de Miraflores y llamó a consultas a su embajador en el país a fin de “recabar información detallada sobre la situación actual en Venezuela y evaluar todas las medidas que sean necesarias para proteger los intereses y la seguridad de nuestros ciudadanos y de quienes habitan nuestra patria”.
Asimismo, el propio Boric sostuvo que “el crimen organizado es una preocupación seria en todos los países de nuestra región y, por ello, tenemos que actuar unidos los diferentes gobiernos para poder enfrentarlo”.
Fuente: Infobae.
Con información de AFP.